Por: RAMON A CRISTALDO
Cuando un entrenador asume su rol y toma las riendas de un equipo ya sea infantil, juvenil o profesional suele hacer una lista con numerosas metas concretas que espera conseguir al entrenar a sus deportistas, estas metas pueden ser las propias victorias de las competencias o el desarrollo deportivo de los atletas, y su forma de interactuar con ellos depende de las creencias o principios que guían las acciones que emprende y toma en cuenta variables del desarrollo humano a partir del equilibrio biológico, psicológico y social; esto asumiendo el contexto perfecto para que se pueda dar el análisis de sus componentes y el entrenador trabaje con las preocupaciones propias del deporte
Pero qué pasa cuando en la sociedad se vive tiempos de confusión, de tensión social con cambios acelerados, violencia desproporcionada en las calles e incertidumbre y se interfiere de forma significativa en el equilibrio biológico, psicológico y social de los atletas y más si son jóvenes deportistas ¿cómo debe ser el rol del entrenador? ¿Qué debe considerar cómo prioridad al estar frente un deportista, que entrene y de resultado o qué aproveche el espacio para desestresarse? ¿Cómo puede utilizar el momento para que su enseñanza no sea solo deportiva sino que se extrapole al día a día de los deportistas?, esta parte del deporte pone a prueba a los entrenadores sobre sus conocimientos del deporte, su capacidad de motivar y hacer empatía.
Entonces qué debe hacer un entrenador en estas situaciones ¿por dónde empezar? debe empezar por hacer empatía, pues con ello inicia a ser parte del apoyo social que necesitan, entendiendo fácilmente los pensamientos, los sentimientos y las emociones de los jugadores, ya que ellos llegarán a las prácticas con una carga emocional influida por el momento social que viven y que interferirán de manera negativa o positiva según la capacidad del entrenador para canalizar las frustraciones, el descontento, la ansiedad y el desenfoque que tienen; el entrenador debe ampliar su tolerancia para enseñar, entendiendo lo disperso y nerviosos que puedan estar, seguido debe facilitar un ambiente agradable de entrenamiento, con un trato interpersonal motivador y resaltando los valores positivos del deporte como lo son el trabajo en equipo, el respeto, la disciplina, sobre todo valores que desde el deporte permitan tener aprendizaje relacionado al contexto y finalmente debe estar realizando ejercicios que le permitan al atleta alcanzar la satisfacción física y mental, con ello ganará deportistas que hayan disfrutado de sus entrenamientos, que puedan aplicar los principios deportivos en su entorno social y cómo entrenadores tendrán la satisfacción de lograr que se mantenga el equilibrio bio-psico-social del jugador.